Tres jóvenes coinciden en una de las más famosas
escuelas de música del mundo, el Mozarteum de Viena, en la clase de virtuosismo
que imparte uno de los mayores pianistas de nuestro tiempo: Vladimir Horowitz.
De los tres, uno de ellos ha sido tocado por el dedo del destino: el
norteamericano-canadiense Glenn Gould.
Hiru gazte munduko musika eskola ospetsuenetako
batean elkartzen dira, Vienako Mozarteum-en, garaiko piano-jotzaile
handienetako batek, Vladimir Horowitzek, ematen duen birtuosismo klase batean.
Hiruretatik bat, patuaren hatzak ukitu du: Glenn Gould estatubatuar-kanadiarra.
Título original / jatorrizko izenburua: Der Untergeher
In a concerto, who is the boss: the soloist or the conductor?
En Abril de 1962, Glenn Gould al piano y Leonard Bernstein
como director de la New York Philarmonic interpretaron en el Carnegie Hall el concierto para piano
Op. 15 nº 1 Re m. de Johannes Brahms. Antes de la actuación Leonard Bernstein pronunció estas palabras refiriéndose al tempo supuestamente excesivamente lento que había elegido el intérprete canadiense y en las que reflexiona sobre la relación entre el intérprete solista y el director.
1962ko apirilean, Glenn Gould pianoan eta Leonard Bernstein
New Yorkeko Filarmonikoa zuzentzen,
Johannes Brahmsen Piano Kontzertua Op. 15 Re minorrean emanaldia eman
zuten Carnegie Hall-en. Emanaldia baino lehen, Leonard Bernsteinek
hitz hauek esan zituen, bakarlariaren eta zuzendariaren arteko harremanaz
hausnartuz.
"No se apuren. El señor Gould está aquí. Enseguida vendrá. Como ya sabrán ustedes, no tengo costumbre de hablar antes de los conciertos, a excepción de los pases de los jueves por la noche, pero ha ocurrido algo peculiar que merece, creo, una o dos palabras por mi parte. Están a punto de escuchar una interpretación, digámoslo así, poco ortodoxa del Concierto para piano y orquesta nº 1 en Re menor de Brahms, muy distinta de cualquier otra que yo haya podido escuchar, o incluso soñar, hasta ahora por sus notables y amplios tempi, así como por sus desviaciones respecto a las dinámicas indicaciones del propio Brahms. No puedo decir que esté totalmente de acuerdo con el señor Gould, y eso pone en evidencia una importante cuestión; ¿qué pinto yo aquí dirigiéndolo? Lo dirijo porque el señor Gould es un artista tan serio e importante que no me queda más remedio que tomar en consideración cualquier cosa que se le ocurra de buena fe, y en este caso su concepción es lo suficientemente interesante como para convencerme de que ustedes deberían escucharlo. Pero la pregunta anterior sigue en pie. ¿Quién manda en un concierto, el solista o el director? la respuesta obviamente, es que unas veces manda uno, y otras el otro, dependiendo de quien se trate". (Traducción tomada de Música, sólo música de Haruki Murakami y Seiji Ozawa)